o cenizas...?
Panorama humano. Desbroce de la guerra. Guerrillero de plumilla. Inmigrante con su palabra en la maleta. Mirada en la que me dejaría perder!!
El Salvador. España. El Mundo. Periodismo. Escuelas. C&Duke. Todo eso y muchos de sus libros se confiesan.
Lo encuentro despojado como si la historia fuera un terraplén que lo sepulta. Carlos Ernesto no tiene otra opción más humana y razonable que tentarse a vivir por la poesía, porque detrás se quedan sus incendios o cenizas. Y eso me da esperanza.
Cuando miramos lo que hoy es Centroamérica como resultado de las guerras de los 80`s, me asusta la poca vialidad que tenemos para revertir las libertades que nos arrebatan, pero seguir viviendo porque la poesía nos dice que debemos seguir buscando una razón; me suena una opción más que pacifista, una revolución interna donde cada ser -lo que milita-es su propia sed de existencia y su convivencia solidaria con los otros.
Ahora siguen sonando las piedras, los golpes en HONDURAS, la guerra mara salvadoreña, las miserias y sus campanarios corruptos en la Nicaragüita de Mejía Godoy... pero hay voz en los poetas, en Carlos Ernesto García que sabe batallar con la palabra y todas las rutinas.
Hombre que aún anidado por el dolor, no se deshumaniza... (tendría que preguntarle)
"...cuando beso aun siento mi cuerpo temblar sobre la tierra"
hay mejor política que esa? pregunto.
Su poesía respira... primariamente fue denuncia y luego, habitante de otras verdades, de otra "Maleta en el desván", su último libro, vibraciones tan reales como la guerra, el desamor o la violencia.
Aún, sus ojos prosiguen siempre entre sus patrias centroamericanas, porque no fue una sino muchas las que acogió en busca de la libertad y la paz social.
Ahora su patria es más amplia que un pedazo de tierra, está en el poema universal.
Él sigue como un transeúnte, quién habita cafés como un círculo de soledad y lee las noticias como el paradigma de sus entrañas.
Lo descubro con solo leer su poema MI PEQUEÑO BURGUÉS refiriéndose a sí mismo en segunda persona:
Se levanta temprano. /Revisa las noticias en la prensa extranjera. /Bebe su café. /Procura que el traje /haga juego con los zapatos /la camisa/ los calcetines./
Visita librerías. /Por encima de Kokoschka o Kandinski/ aprecia de Hopper /los cuadros en que eternizó los bares/ las mujeres desnudas en habitaciones solitarias/ y las ciudades en las que todo es silencio./En las madrugadas/ se deja llevar por el clavicordio/ en que se ejecuta la Toccatta y fuga de Bach/mientras el Bushmill quema la garganta.
Prefiere las salas de cine alternativo /donde una noche /se dejó atrapar por la grandeza /de Aléxander Nevsky /y los incombustibles besos /de Bogart a la Bergman /en Casablanca./Lee con verdadera pasión a Grossman./Se desvela con la poesía /en la que tarde o temprano
siempre aparece el campesino
que llevo dentro.
Sobre su dialéctica expresiva, la considero fresca como torrencial, contemporánea pero lúdica, directa, sin escondrijos...
¡sigamos leyendo sus incendios... aunque nos logren quemar!
YO NO TENGO CASA
La mitad de lo que amaba ya no está conmigo
unos (casi todos) se han quedado
otros simplemente partieron.
Mi hermano urgentemente me escribe de México:
La casa se derrumba
hay que venderla
y pienso:
es qué aún tenemos casa?
Mi padre se quedó sin comprarse aquella camisa
o aquél pantalón que tanto le gustaba
sin ir al cine los domingos
sin viajar al país con el que tanto soñó
y se conformó con visitar un parque
en donde mirarle el rostro al caballo
y al general que lo montaba en una estatua
Todo por comprarnos una casa
una pequeña y modesta casa donde vivir
y a la que hoy solamente se le ocurre derrumbarse.
Por mí
que se derrumbe si quiere.
Si la mitad de lo que amaba ya no está conmigo
si los niños no se amelcochan frente a la ventana
y si a mi hermana se le quebró la sonrisa frente al espejo
aquella terrible noche de junio
antes de la tormenta y el canto del gallo
si el llanto metálico de un niño
no me provoca una tremenda ternura
que haga nacer una canción de amor entre mis manos
por mí que se derrumbe
y que vuelvan a construir un día si quieren
pero será sobre cenizas.
Mi voz
no vibrará más en sus paredes.
Tus cartas de amor Mariana
no llegarán con su olor a perfume hasta mis manos.
Al caer la Navidad estaré siempre lejos
y solitarias habitaciones poblarán la casa
que según cuenta mi hermano en su carta:
ya perdió sus primeros cristales
Está bien
que se derrumbe si quiere
si es así
olvidarla será mi venganza
porque yo hace tiempo
mucho tiempo
que no tengo casa.
HOMENAJE
El invierno en Budapest
tiene un gris añejo.
El Danubio como chuchillo
atraviesa el cuerpo de esta ciudad
que vio mil guerras.
Así lo atestigua
el monumento a los pescadores
que recibieron de Turquía sus flechas.
Desde ahí
la imaginación es capaz de cabalgar
sobre los siglos.
Si visitas Budapest en invierno
sentirás su sabor a luto
su sabor a sangre que tiene la tarde.
MALA COMPAÑÍA
Para consolarme
a mi sombra se le dio por tenderse.
Era una inmensa ola en la mitad del lecho.
apagué la luz
de golpe me quedé
completamente solo
AUSENCIA
Mi hermana mi hermana
¿Dónde está mí hermana?
Busco en vano.
No puedo verla.
De pronto como una bala como un fogonazo.
Su mirada ante el horror.
Su piel blanca y su adolescencia.
Su manera de bailar a solas y cantar.
Su cabellera al sol.
Todo se desvanece.
Sus 18 años en un sólo instante como un destello.
Como una metralleta sonando en mi memoria.
Algunas veces el camino me conduce
hasta el whisky de los filibusteros.
De golpe una explosión.
Una bala en la madrugada.
Un grito ante el espanto.
DESFILE MILITAR
Una mañana cualquiera.
Aburridos bajo el aplastante sol del trópico.
Agotando insaciables
nuestros cigarrillos de marca barata.
Sentados como de costumbre
sobre los escalones de cemento
que dan a la vieja iglesia del pueblo.
Nos entretenemos contando camiones
tanquetas y un río de guardias nacionales
con destino a la masacre.
MARCHA DE LA UNIDAD
A los que cayeron en San Salvador
el 22 de enero de 1980.
Todo estaba bien.
Hasta que llegaron ellos
con sus bombas lacrimógenas
los disparos del G-3
las capturas indiscriminadas
las avionetas fumigando
los cadáveres contra las cunetas
y las mujeres en desespero
que entre la multitud
buscaban la mirada combativa
de sus hijos.
Todo estaba bien.
Salvo usted General.
Salvo usted que dio la orden
todo estaba bien
General.
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