Este espacio es una recolección de lecturas. No tiene perspectiva de crítica sino es un pasatiempo personal.































4 de julio de 2011

Recordando a Giuseppe Ungaretti

Giuseppe Ungaretti es un poeta italiano nacido en Alejandría (1888-1970), fue uno de los iniciadores del Hermetismo. Su poesía es reflexiva y profundiza en la dramática condición del hombre. En sus últimos libros, se esfuerza por recuperar la tradición lírica italiana. Su obra completa se publicó en 1977 con el título de “Vida de un hombre”.

La evolución artística de Ungaretti sigue un itinerario que va del paisaje a la humanidad, a la revelación religiosa, al impacto del contacto con la poderosa naturaleza, al dolor por la muerte de su hijo y al retorno a Roma en el momento en que estalla la Segunda Guerra Mundial. Estos dos últimos sucesos son el origen de su libro El dolor, publicado en 1947. A través de la desesperación, el poeta descubre la responsabilidad humana y la fragilidad de sus ambiciones. Ungaretti, en medio del pesimismo con que contempla la trágica condición humana, encuentra un mensaje de esperanza para los hombres.

Los últimos veinticinco años de su vida representan un examen crítico del pasado y traslucen una fuerte ansia de renovación.”

Además de poeta, prosista, activista, ensayista, fue un gran traductor: trajo a su delicado italiano a Shakespeare y a Blake del inglés, a Mallarmé y a Racine del francés, a Homero del griego, al difícil Góngora del español, a los escritores brasileros del portugués.

 

EL PUERTO SEPULTO

Llega el poeta
y después vuelve a la luz con sus cantos
y los dispersa

De esta poesía
me queda
esa nada
de secreto inextinguible

POESÍA

Los días y las noches
tocan
en mis nervios
de arpa

vivo de mi alegría
enferma de universo
y sufro
por no saberla
encender
en mis
palabras.

Sagrado, 28 de noviembre de 1916

Vida de un hombre, 1977. «Poesías dispersas». Traducción de Giovanni Cantieri.

ESTOY ENFERMO

La melancolía
me macera

La poesía
me sangra
el cuerpo desangrado.

Vallone, 20 de abril de 1917

Vida de un hombre, 1977. «Poesías dispersas». Traducción de Giovanni Cantieri.

VIGILIA

Una noche entera
tirado cerca
de un compañero
masacrado
con su boca
desencajada
a la luna llena
con la congestión
de sus manos
penetrando
en mi silencio
he escrito
cartas llenas de amor.

Nunca he estado
tan
aferrado a la vida.

 

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24 de marzo de 2011

COLOMBIA en la poesía colombiana

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Me llegó con envoltura, propio de un libro de 500 páginas y cuya I edición se agotó en tan solo 4 meses.

El título nos induce a averiguar si realmente es posible descubrir Colombia en la poesía colombiana; un tema de trasfondo que debería replantearse cada país con su producción artística. Si la poesía tiene cierta inutilidad comercial debe dársele un papel meritorio en las historias que se cuentan.

Editada a finales del 2010, obtiene pronto el premio del Ministerio de Cultura colombiano. Y la compilación la realizan: Luz Eugenia Sierra, Robinson Quintero, Joaquín Matos y Amparo Murillo.

“Colombia en la poesía colombiana es una suerte de arqueología propia a través de 186 poemas, acompañados de una interpretación doble: un texto que señala críticamente la situación estética de la obra y otro que revela el trasfondo histórico que ella esconde.”

Inicia con  “Cantos de la creación” de las comunidades Kogui y Huitoto.

“Primero estaba el mar. Todo estaba oscuro… El mar era la Madre. Ella era agua y agua por todas partes, y ella era río,laguna, quebrada y mar y así estaba ella en todas partes.

Así, primero solo estaba la Madre. Se llamaba Gaulchovang. La Madre no era gente ni nada, ni cosa alguna. Ella era Aluna(pensamiento o idea). Ella era espíritu de lo que iba a venir. Y ella era pensamiento y memoria.”

Luego, describe poemas producidos en tiempos de la conquista y las gestas de independencia junto a las primeras decepciones, con descubrimientos notables de ironía política y costumbrismo.

Conforme avanza en la historia se percibe una evocación nostálgica de un país que ya no es pero que lucha por sus memorias  con sobresaltos personales e íntimos.

La selección de poetas es bastante minuciosa. Una antología modelo cuyos investigadores atravesaron las líneas coyunturales que envuelven los nombres políticos o de amiguismos generacionales.

Sobre los temas se ordenan cotidianos sin rigurosidades más que describir una poesía desde el –ser-  colombiano con sus frustraciones, desapegos y fracasos. 

 

A CALI HA LLEGADO LA MUERTE

Emilia Ayarza (1919-1966)

No.

Ni la sangre de polvo.

Ni el rumor de las venas sub-terrestres.

Ni los ojos de antiguas polillas vagabundas.

No.

Nada.

Ni el sexo que comienza en la lengua de los niños.

Ni los pastores de culebras.

Ni las esquinas infieles sobre las ventanas.

No.

Nada.

Ni el candor de las escuelas que traza palotes de ausencia en los tableros.

Ni los borrachos que miran fijamente a la ventera y le derraman el corazón entre las trenzas.

Ni los panales detrás de las ortigas

ni los bueyes de artificial melancolía.

No.

Nada pudo detener la muerte.

 

Llegó a Cali navegando y los corceles del Océano Pacífico

la saludaron volcando sus belfos espumeantes en la playa.

Llegó por el pito de los buques

por las banderas de los guacamayos

por el ojo de las agujas que remienda el pudor de los modistas

por la voz de los muertos en los árboles

por los billetes rubios

por el alma incolora de los camioneros

por la rosa ignorante

por el paisaje de zapatos sin huella.

La historia de Cali dejó de ser un río deliberadamente puro

por cuyas ondas los días eran barcos de vidrio.

El rojo fue una lluvia sostenida en el aire

y entre los montes de cristal la sangre

dibujará para siempre vitrales en la sombra.

 

¡Hay que llorar desesperadamente!

 

Poesía tan vigorosa como su historia. Lectura de a pedacitos pero con travesía luminosa.