Este espacio es una recolección de lecturas. No tiene perspectiva de crítica sino es un pasatiempo personal.































16 de mayo de 2010

Poeta Chileno Raúl Zurita

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Raúl Zurita es un poeta con su -lejos- escrito de palabra que ahonda un Chile destrozado y una humanidad completamente suya como testimonio de su dolor.

Curioso, creativo... le ha dado movilidad a la poesía de otra forma. En 1982 por medio de aviones figuró el poema VIDA NUEVA sobre el cielo de New York. Y en 1993 construyó  permanentemente el poema NI PENA NI MIEDO sobre el desierto de Atacama en su país y del que solo puede ser visto desde las alturas. 

Ya para el 2006, con su estado de salud deteriorado (mal de Parkinson) visitó Costa Rica para el Festival Internacional y tuve el gusto de recibirlo en mi pueblo natal Desamparados junto con otros poetas del mundo.

 

Del Libro PURGATORIO (1979)

 

XXXVIII

 

Les aseguro que no estoy enfermo -créanme

ni me suceden a menudo estas cosas

pero pasó que estaba en el baño

cuando vi algo como un ángel

"Cómo estás perro?", le oí decirme

bueno -eso sería todo

pero ahora los malditos recuerdos

ya no me dejan dormir por las noches.

 

 

Domingo en la mañana

 

C

 

Se ha roto una columna:vi a Dios

aunque no lo creas te digo

sí hombre    ayer domingo

con los mismos ojos de este vuelo

 

Del Libro ANTEPARAÍSO (1982)

 

ALLÁ ESTUVIERON LOS NEVADOS

 

Chao idiota Zurita -alcanzó a gritarme-

en el otro mundo nos veremos

(g.m)

También ellos se marchaban:

Somos las montañas que caminan, decían

devolviéndose por esas nevadas

 

I. Empinados en su blancura    caminando con la nieve los paisajes muertos de Chile

II. Las cordilleras de Chile     gimiendo monte adentro como animales perdidos

III. Tras los paisajes muertos tapándolo todo igual que bestias que cubrieron los valles     muertas de frío empinándose tras los cerros

IV. Despidiendo la fuga de los paisajes vivos y muertos hasta los blanquearíos donde nos empinábamos los rebaños de la cordillera     helados y blancos    en la nevisca regresando de esas largas marchas perdidas

 

 

EPÍLOGO

 

Entonces yo solamente escondí la cara,

me cubrí entero,

nieve fui

 

POSTFACIO

 

El 18 de marzo de 1980, el que escribió este libro atentó contra sus ojos, para cegarse, arrojándose amoníaco puro sobre ellos. Resultó con quemaduras en los párpados, parte del rostro y sólo lesiones menores en las córneas; nada más me dijo entonces, llorando, que el comienzo del Paraíso ya no iría.

Yo también lloré junto a él, pero qué importa ahora, si ése es el mismo que ha podido pensar toda esta maravilla.

Daniela  Eltit

 

22 frases escritas sobre los acantilados de la costa norte de Chile, solo vistas desde el mar, entre ellas:

Verás un mar de piedras

Verás margaritas en el mar

Verás un Dios de hambre

Verás el hambre

Verás figuras como flores

Verás un desierto

Verás el mar en un desierto

Verás tu odio

Verás un país de sed

Verás acantilados de agua

Verás nombres de fuga

Verás la sed

Verás amores en fuga

Verás el poco amor

Verás flores como piedras

Verás sus ojos en fuga

Verás cumbres

Verás margaritas en las cumbres

Verás un día blanco

verás que se va

verás no ver

y llorarás

 

 

Visita del poeta Zurita en el V Festival Internacional de Poesía en Costa Rica en el 2006  junto con poetas como el nicaragüense Ernesto Cardenal, Claribel Alegría,  el argentino Vicente Muleiro, entre otros.

Recital en la  Biblioteca Joaquín García en Desamparados

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         Raúl de espaldas                                    Raúl Zurita leyendo

 

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Por orden 1ra foto: Claribel Alegría, Ernesto Cardenal y Vicente Muleiro.

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6 de mayo de 2010

Juan Gelman, poeta argentino

Caricatura de Gelman por Xosé Poldras

 

Poeta, cuya obra es imposible desligar con su vida.  Confesional y con un ritmo paralelo a su historia trágica, -la que nunca negó, razón por lo que sus poemas son  llenos de intensidad humana y una apuesta distinta en la literatura del mundo.

Del mismo Julio Cortázar salen estas palabras hacia el poeta: Cada diminutivo, cada nombre dicho como quien acuna o tranquiliza, hinca todavía más hondo la irrestañable denuncia de esas innúmeras muertes que tantos de nosotros llevamos como un alabastro, atado al cuello y sin saber volverlas del lado de la luz".

Ese dolor físico o emocional -que no se inventa-, solo los cínicos lo dudan, se traducen en el itinerario de su voz.

El poeta argentino Jorge Boccanera también comenta de Gelman, "su voluntad de transgredir, el zigzagueo experimental, el respeto por la imagen sin desentenderse de lo contingente, su denodado esfuerzo por expresar sus obsesiones y captar su sí mismo, la paradoja como núcleo, su cosmovisión afincada en la lucha de los contrarios, la libertad para incorporar a su modulación elementos ajenos, claves de esta poética."

Vino a Costa Rica para el Festival Internacional en el año 2007,  el mismo año en el que ganó el premio Cervantes.

Una muestra poética para compartirles:

 

(1956/58) Del libro: El juego en que andamos.

 

EL JUEGO EN QUE ANDAMOS

 

Si me dieran a elegir, yo elegiría

esta salud de saber que estamos muy enfermos,

esta dicha de andar tan infelices.

 

Si me dieran a elegir, yo elegiría

esta inocencia de no ser un inocente,

esta pureza en que ando por impuro.

 

Si me dieran a elegir, yo elegiría

este amor con que odio

esta esperanza que come panes desesperados.

 

Aquí pasa señores

que me juego la muerte.

 

(1961) Del libro: Velorio del solo

 

ARTE POÉTICA

Entre tantos oficios ejerzo éste que no es mío,

como un amo implacable

me obliga a trabajar de día, de noche,

con dolor, con amor,

bajo la lluvia, en la catástrofe,

cuando se abren los brazos de la ternura o del alma,

cuando la enfermedad hunde las manos.

 

A este oficio me obligan los dolores ajenos,

las lágrimas, los pañuelos saludadores,

las promesas en medio del otoño o del fuego,

los besos del encuentro, los besos del adiós,

todo me obliga a trabajar con las palabras, con la sangre.

 

Nunca fui el dueño de mis cenizas, mis versos,

rostros oscuros los escriben como tirar la muerte.

 

(1973) Del libro: Relaciones

 

PODERES

 

como una hierba como un niño como un pajarito nace

la poesía en estos tiempos en medio

de los soberbios los tristes los arrepentidos

nace

 

¿puede nacer al pie de los sentenciados por el poder

al pie de los torturados los fusilados de por acá nace?

¿al pie de traiciones miedos pobreza

la poesía nace

 

tal vez no haya perdón para los soberbios para los tristes para los

arrepentidos

tal vez no haya perdón para los carniceros zapateros panaderos

tal vez para nadie haya perdón

tal vez todos estén condenados a vivir

 

como hierba como un niño como un pajarito nace

la poesía la torturan

y nace la sentencian y nace y la fusilan

y nace la calor la cantora

 

(1980) Del libro Carta Abierta

 

I

hablarte o dehablarte/dolor mío/

manera de tenerte/destenerte/

pasión que munda su castigo como

hijo que vuela por quietudes/por

 

arrobamientos/voces/sequedades/

levantamientos de la ser/paredes

donde tu rostro suave de pavor

estalla de furor/adioses/alma

...

X

El sufrimiento/¿es derrota o batalla?/

realidad que aplastás/¿sos compañera?/

¿TU MUCHA PERFECCIÓN TE SALVA DE ALGO?

¿acaso no te duelo/te juaneo/

 

te gelmaneo/ te cabalgo como

loco de vos/potro tuyo que pasa

desabuenándose al pie de mis muereras?/

 

¿acaso no te soy para padrearte?/

¿me vas a disculpar que te hije mucho?/

realidad que sufrís como pariendo/

tu sufridero/ canta para mí.

...

 

(2001) Del libro Valer la Pena

 

JOSEPH

 

Cuando un poeta se posa sobre el mundo lo desplaza.

Cuando el pájaro muere ¿qué pasa?

A lo mejor le falló el corazón por instalar su levedad en el suelo.

O tenía la memoria cargada con cada vuelo que voló.

En el café Colón de Malabia y Corrientes

los parroquianos conocen la lentitud del tiempo,

el dolor del cariño, la ficción de ser otra cosa, la mesa

donde Joseph se para y dice que el exilio fue hoy,

que no hay espanto mayor que el del animal recorriendo su cueva,

que pesan hoscamente los que cayeron combatiendo y que

no hay heridas, sino una gran herida que nadie puede cerrar.

¡Habráse visto!

Como si el pájaro no corriera las cortinas del cuarto para que entrase el sol!

¡El sol que nada, la huella infinita de la piedra

en cada pobre de amor!

Tendrías que haberte quedado más aquí,

Joseph o cosmos descuidado,

a la intemperie de la costumbre.

Nos e arrancó el país y yace

lleno de entender todo.