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¡Cada cual a su tema!, dice el poeta.
Los modestos, a su modestia...;
los cansados, a un cansancio que se multiplica...
¿Y el poeta tendrá su tema, o es el poema el que se disipa en un solo rumbo? Quizás algunos lo tengan; otros... se dejan llevar por las corrientes y convulsiones del siguiente latido. Así consiento los viajes de Ashraf Amer en su geografía de palabras.
Está casi seguro. Es un mirador compulsivo donde a cada paso trasiega en poesía y la polvorea para escribir. Calles de desolación, preguntas de un juguete perdido, regresos que no lo fueron, destinos múltiples que siguen...
Además de periodista, tiene la savia del bosque diverso para cantarle poesías a los niños. Ha escrito numerosas letras para cantantes famosos de Egipto, Argelia y Palestina, a la vez, para programas infantiles y series de TV.
Es un multiplicador creativo donde en todo lugar mira para explorar sensaciones y así, lograr describirlas o musicalizarlas.
Es un poeta que se deja oír para respirar mejor o desahogarnos con él. Que lo siga diciendo, su poesía...
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¡Me fui pronto a dormir
porque había escrito un mal poema!
EL CAIRO
Así tiene que ser
nuestro tierno comienzo:
Una calle desgarrada
montones de seres humanos
desgastados
árboles de plástico
y luces...
vendedores ambulantes con vestidos sucios
y mezcla confusa de voces
roncas.
Y yo entre tanto hacinamiento,
el ruido
y la escarcha
salto por encima de todos
goteo,
arrogante,
me infiltro...me asiento
me descompongo...
y por los callejones me pierdo
Es verdad...
que el mundo es muy débil
para aguantar un mal poema.
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¡oh, bastardos,
os aconsejo no conspirar contra mí!
UN POCO DE IRA
Aquí estoy,
desde el primer dolor,
ocupado
en los asuntos más insignificantes
no os necesito ya,
no me interesa.
Encarné el papel de payaso,
me quité la túnica de sacerdote
y conservé solamente
algunos recuerdos insignificantes
y lejanos:
los instantes de alegría infantil,
las victorias necias,
el temblor de mi cuerpo
cuando llegaban las brisas
veraniegas de la tarde.
El repetible asombro
del maullido de los gatos.
Conservé también
una ventana entreabierta
eternamente en mi alma.
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Cuando confesó su amor a Úrsula
ardió el mundo.
Dios lo vio
y no dijo nada.
VAN GOGH
Cuando Van Gogh ofreció de regalo
su oreja (a aquella que la amó)
y bebió el cosmos de un trago
del frasco de su vino de sangre,
los colores oscuros se agolparon a su paleta.
Dios lo vio
y no dijo nada.
Cuando Van Gogh salió de la naturaleza,
para acunarla en un cuadro,
se le adelantó una mano secreta
y dio un grito sagrado
que aún sigue esculpido
en el templo de lo arcano.
Eso vio Dios y consideró
una conmoción
digna de inmortales.
2 comentarios:
Lastimosamente, a este poeta no lo pude ver ni escuchar, pero al menos he podido leer algo aquí.
Saludos y gracias por compartir.
Gracias a vos por pasar por estos lares, un honor poeta.
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