El poeta es imposible domarlo.
Hay metáforas en contención, poemas realmente vividos. Y en Kim Ki la poesía tiene todos esos dominios. Uno lo descubre, asume su llanto, ahonda -en él- y desde -la palabra- se desviste como si fuera un mismo crepúsculo.
Este poeta y ensayista surcoreano y uno de los más importantes intelectuales de su país, tiene la intención de decir. Se mueve desde los campos tardíos del asombro hasta decir simples términos que se resumen en:
Calle
Casa
Herida
Ladrido de perro
Sopa de algas
Flores abiertas
Guerra
Muerte
Amor
Y es que vivió la guerra de Corea(1950-1953) donde perdió a sus padres y decenas de familiares y con ello, se amarró a los años de extrema pobreza. Pero en esa demolición del ser se descubrió con la poesía y con “la esencia de las cosas”, lo trasluce cuando leemos sus confesiones poéticas y autobiográficas.
Fiel a la pluma y su mano ha escrito más de 250 libros. Si bien lo hace con transparencia, la forma no le limita, no le preocupa, porque como él dice:
Yo quiero escribir/quiero escribir cualquier cosa/quiero escribir lo que quiero/no quiero escribir bien/quiero escribir como pienso/para que todo pensamiento pase por la yema de los dedos/trasladándolo a la pluma./
Es de los poetas que acepta el ritmo cardíaco de su oficio con su vida al unísono para seguir latiendo.
“…hay cosas que quiero escribir/sobre mi corazón que se empequeñece/ante los demás…”
Por eso, habla de la paz, de cómo asumir la “crisis”, de la democratización de los medios, de la armonía… de utopías que no lo son con la poesía. Porque ese es su desquite con la existencia, “no estar en una ciudad, sino dentro de un poema”; vivir con el verso, dentro de él y a través de él. Lo resume: “Un sueño estético”.
VISIÓN DEL PASADO
El papel de arroz hace ruidos en la puerta desajustada
el viento helado que se cuela congela la taza de agua
bajo una sola cobija es como si estuviera cargando el piso desnudo
esta pobreza donde no hay nada ni mío ni tuyo es un paraíso
DESIERTO
No hay agua
no hay hierba.
Hay sed
hay soledad
hay escorpiones
hay serpientes venenosas.
El sol aviva su hoguera.
Nadie vive aquí,
yo tampoco.
11
Leo porque me gusta,
escribo porque me gusta,
escribir
es el gozo de mi mente,
es la tierra natal que dibujo con la punta de mi dedo,
es mi alegría.
No puedo dormir
sin escribir
porque mi espíritu se alegra.
Yo
comencé tarde a escribir poesía,
porque tenía que escribir otras cosas,
pero la literatura es mi amiga,
es mi tierra natal.
Todas las cosas murmuran en mis oídos,
el cielo y la tierra me hablan,
y estas cosas se afanan pidiéndome que escriba sobre ellas,
como si conocieran mi mente.
...
UNA BIOGRAFÍA POÉTICA DE WOL SAN
La pobreza
es más triste que el hambre.
El día que cumplí doce años,
un día que ha debido ser feliz fue en realidad
una maldición.
La guerra duró tres años y un mes
a partir de ese día,
cuatro millones de muertos
deambulan sin saber a donde ir,
el mar de fuego en todas partes,
el ruidos de los disparos día y noche,
había heridos por doquier,
los niños huérfanos
lloraban aquí y allá.
"Hello, give me chow chow!"
Un grupo de mendigos alargaba las manos,
dormían entre las cenizas
haciéndose una cama.
La gente envidiaba a las putas
que recibían en pago dólares,
y los muchachos que trabajaban en la base militar
norteamericana
recibían chocolates y latas de comida.
....
Mi padre, enfermo, no podía hacer nada,
no había esperanza para su vida efímera.
Mandó a una hermana de criada
y a mí me iba a hacer adoptar.
Yo no podía seguir estudiando.
No hay nada más terrible que el hambre.
Mi familia tomó prestado un bulto de cebada con cáscara
por el que trabajé como un esclavo por ocho meses.
En aquel momento brotó el amor,
a la hija del dueño
le decía hermana mayor
pero la niña me amaba en una forma especial,
por eso
el tiempo voló.
Tenía más hambre
de estudio que de comida.
¿Cómo podía seguir estudiando?
1 comentario:
Esta entrada, se complementa con el documental The Betrayal. Ahora WOL SAN pasó por la feria del libro de Buenos Aires.
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